28.3.13

El abrazo de los peces, Chema Rodríguez

Cierra tus ojos y tápate los oídos. Imagina el mundo, tu mundo, sin esos dos sentidos. Imagina un atardecer, una canción o un beso. Los sordociegos pueden hacerlo, pueden soñar un atardecer, sentir una canción o un beso con una intensidad difícil de concebir para nosotros. Tienen esa capacidad y, además, cuentan chistes, tocan el bajo y se comunican con Ganímedes. El Abrazo de los Peces es un viaje iniciático a las profundidades abismales de la sordoceguera.


El abrazo de los peces, una extraña especie de pez abisal que se relaciona con la superficie

26.3.13

Caótica Ana, Julio Medem

Esta columna es dórica,
Y yo soy griega.

23.33.

Tú cantabas con significado, llorabas a los cuatro vientos la sangre de la boca y la mierda de su cara. Sabías que habías dado con la historia, recuperando lo que tanto y siempre habías echado de menos. Andabas, siendo observada, por las calles –pero con la cabeza bien alta, pero con la cabeza bien alta. El agua aparecía con tu cuerpo, flotabas, con el pelo largo, encontrando tu sentido. Salvaste y creaste. Amaste y sufriste. Pero te recuperaste.

7.3.13

El hombre sentimental, Javier Marías

Qué cansado es querer, pensé. Afanarse, proyectar, ambicionar, no poder contentarse con la perseverancia y la inmovilidad. Qué cansado es lo concreto, pensé, lo que no tiene más remedio que tener contenido. Qué cansado también lo que aún ha de ser. He luchado demasiado durante mi vida por cosas imperiosas. Llevo camino de triunfar en cuanto me lo he propuesto, y cada mañana, al mirarme detenidamente en el espejo para descubrir los cambios, me cercioro de que llevo el triunfo pintado en el rostro. Pero ahora estoy empezando a cosechar, a no tener que luchar tanto, comprendo que ya he encajado en la rueda y preveo que todo será cuestión de que ésta siga girando como es debido.


Extracto. A las 12.01 en el muro.