18.3.12

Capítulo 1, Momo, Michael Ende

En una palabra: los teatros eran tal como la gente se los podía permitir. Pero todos querían tener uno, porque eran oyentes y mirones apasionados.
Y cuando escuchaban los acontecimientos conmovedores o cómicos que se representaban en la escena, les parecía que la vida representada era, de modo misterioro, más real que su verdadera vida cotidiana. Y les gustaba contemplar esa otra realidad.

Restemos algún siglo al 78.

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